A principios del año 2007,
La declaración, por parte de Roma, de un jovencito proveniente de pueblos originarios, se volvió para el mundo un verdadero aleluya continental. El sistema preventivo de Don Bosco adquiría así, garantías insospechadas de validez para trabajar por la redención humana y divina de la juventud de todos los tiempos y de todas las razas.
Mi participación en el año 2007 de la beatificación de Ceferino desde una región tan remota como es el mar Caribe, no fue sólo para oír la declaración de “beato” de este joven mapuche. Dentro de este excepcional acontecimiento, mi intención era captar la alegría de la fe de todos esos grupos de peregrinos, que iban llegando desde Chile, Bolivia, Paraguay, Uruguay y de toda Argentina. Aquello era todo un espectáculo celestial, semejante a las multitudes que seguían a Jesús, sedientas de su Palabra. Los cantos, los vivas, los grandes sacrificios de todos esos peregrinos calentaba el ambiente y fortalecía la fe. El sábado 10 de Noviembre del 2007, la temperatura bajó a cero grado centígrado, y al aire libre amanecieron unas 25 mil personas, incluyendo un gran número de sacerdotes que acompañaban a sus hijos en la fe.
Ceferino Namuncurá nació en Chimpay, Río Negro, Argentina, el 26 de Agosto de 1886. Como un adolescente apasionado salió de su pueblo mapuche para estudiar en Buenos Aires con el firme propósito de ayudar a su gente. Se enfermó en Buenos Aires, lo llevaron a Viedma y luego a Roma, y la enfermedad siguió minando su cuerpo, y el 11 de Mayo del 1905 murió en Roma, llegando a penas a los 19 años de edad.
Ese joven, el 11 de Noviembre del año 2007, reunía en Chimpay, en un parque convertido en lugar de oración, al vicepresidente de Argentina, tres cardenales, 40 obispos, cerca de 400 sacerdotes, y toda una multitud de más de 120 mil personas, llegadas allí tras un enorme sacrificio. ¿Qué hizo Ceferino para convertirse en ídolo de toda Argentina, de Chile y de todo el Cono Sur? Simplemente, encontró a Jesucristo, lo amó con locura, y le ofreció toda su vida, esa vida rica de joven apasionado por las cosas grandes, para que Jesús bendijera su raza, su pueblo, su tierra y toda su nación. Él le mostró al mundo, que las grandes victorias de esta vida no están en la flecha india bien dirigida, ni en las cuentas bancarias bien manejadas, ni en los muchos placeres bien disfrutados, sino en el encuentro de la fe y del amor a Jesucristo, aún siendo vividos en el lecho del dolor.
Desafío de un camino de fe para adolescentes y jóvenes.
En este segundo viaje a Chimpay, he tenido la oportunidad de visitar el parque Ceferino de Chimpay, la obra salesiana de Junín de los Andes, el nuevo monumento o cultrum a los restos de Ceferino en San Ignacio, y los lugares donde se venera a la beata Laura Vicuña en Junín de los Andes. Es una gran oportunidad que tiene toda esta zona sur de Argentina al poder presentar en Laura Vicuña, una niña de 12 años, y en Ceferino, un jovencito que muere a los 19 años de edad, dos modelos de santidad para niños y jóvenes de hoy. Laura que representa el modelo ordinario de fe de Europa y de Hispanoamérica, y Ceferino que emerge grandioso desde la cultura religiosa mapuche, y se remonta a un peldaño muy alto de la santidad cristiana, como es el hecho de estar inscrito en el libro de los beatos cristianos. Ambos se nos presentan como modelos de aquellos que siguen a Jesucristo con la heroicidad de las virtudes, a través de una larga enfermedad, vivida en la perspectiva de la fe y de la aceptación de la voluntad de Dios.
Proyecto: Restos en San Ignacio.
Hasta el año 2009, los restos de Ceferino estuvieron en la obra salesiana de Fortín Mercedes en la provincia de Viedma, Argentina. Los descendientes de aquellos pueblos originarios a los que perteneció Manuel Namuncurá y su hijo Ceferino, no habían dado muestras de interés por los restos de este jovencito en proceso de beatificación. La devoción a Ceferino era algo más bien privado de la Familia Salesiana y de aquellos que siguen el espíritu de Don Bosco. Pero la beatificación de Ceferino el 11 de Noviembre del 2007 fue una verdadera explosión espiritual en toda Argentina, y tocó fuertemente la raíz y el espíritu de su (El Cultrúm con los restos de Ceferino) pueblo mapuche.
A partir de esa fecha, los descendientes de la familia de Ceferino solicitaron los restos de su beato, y la Congregación Salesiana se los entregó. El 14 de Agosto del 2009 los restos del beato Ceferino fueron trasladados al poblado de San Ignacio, en la región de los Andes, a 60 kilómetros de Junín de los Andes, y a 1200 kilómetros de Fortín Mercedes. La municipalidad de Junín cubrió los gastos de los trabajos.
Elevamos una oración para que todas las personas que intervienen en el nuevo lugar de los restos de Ceferino puedan unirse en la causa de la devoción a este beato mapuche, devoción que no es a Ceferino, sino culto a Dios, imitando la grandeza de la fe de Ceferino. Laura Vicuña y Ceferino Namuncurá, como dos montañas de nieve pura y limpia que tocan el cielo, invitan a todos a mezclar la generosidad de
Además de la unidad de todos los que trabajan en ese proyecto “Ceferino Namuncurá” que se ha vuelto un guía y una luz para llegar a Jesucristo, necesitamos de un gran milagro por parte de Ceferino, un milagro que caliente la fe de toda Argentina y de nuestra Latinoamérica, para que Ceferino, unido a la mano de Jesucristo, derrame, día a día, miles de bendiciones y milagros, y los hombres y mujeres de fe puedan ver en Chimpay y en San Ignacio una verdadera zarza ardiendo, donde vibra la presencia de Dios.
No olvidemos que Ceferino es fruto de una tierra generosa,
Gracias, beato Ceferino, por mostrarnos la bondad de Dios, y un camino seguro de esperanza que conduce a la luz.